jueves, 6 de septiembre de 2007

Cuando pasan ciertas cosas...

Había comenzado a pensar en ciertas ideas que tengo con respecto a lo que puede llegar a suceder, cuando por uno u otro motivo, no vamos a reunión de Asamblea. Pero pensé que quizás sería mejor, expresarlas de forma sana y positiva, esperando comentarios de lo que les voy a charlar. O quizás, debiéramos reflexionar un poco, acerca del contenido de las siguientes preguntas;

¿Por qué no integramos dentro de nuestras necesidades y responsablidades cotidianas y obligatorias, las actividades de nuestra asociación?

¿Por qué no internalizamos positivamente, que es el deber de informarse y opinar, el que nos debe mover a estar presentes en las reuniones mensuales?

También muchas veces he dejado de asistir, claro que sí. Pero no es en este punto, en el que radica este sentir. Creo que las respuestas las tenemos cada uno de nosotros.

Expresando una idea, creo que estamos dentro de sí mismos, absortos en nuestro propio “yo” o en el “yo-familia”, justificándonos a nosotros mismos el que no se puede vivir de otra forma. Encerrados obligadamente dentro de nuestras propias burbujas, que son producto de la forma en que hoy “¿sobre?vivimos”. De cierta manera, le hemos dado la posibilidad a entrar en nuestros corazones y talante, a uno de los peores males que el ser humano conoce, el miedo. Sabemos de él desde tiempos remotos, sabemos que nos ha ayudado a llegar aquí, pero también nos aprisiona, nos paraliza y no nos permite mirar más allá del horizonte. Estamos distantes, menos perceptivos, más indiferentes. Estamos viviendo cambios en la forma de vivir, de relacionarnos y de socializar.

Además, pareciera ser que las obligaciones que tienen cierta relación con el mundo laboral, mundo al cual pertenecemos mínimamente ocho horas al día, nos produce un cierto alejamiento, un desacato a la norma diaria o mensual y además, nos estimula a no querer saber más de este mundo. El no considerarse en su propio mundo, por exclusión, por no integración o por falta de voluntades, permite esto.


Por otra parte, no consideramos que estar unidos y asociados en grupos, ha sido la forma de desarrollarnos, de evolucionar, de exigir derechos, de apoyarnos y de adelantarnos a otras especies. Se ha dado de esta manera a través de los tiempos, sin siquiera ser voluntario.

Hay que pensar en ello. Nos debemos también a ese trabajo que nos permite el sustento, y es por lo mismo que, se debe estar presente en reuniones, para hacer crecer, para manifestarse, para apoyarse, para dejar de ser masa, números ó porcentajes, para dejar de ser un producto económico matemático. Es ello y no otros métodos. Es ello lo que funciona, y no otros. Es ello, y no otras soluciones posibles. Es ello, la historia lo garantiza y los hechos lo avalan. Ello, agruparnos, asociarnos, formar un “UNO” inmensamente mayor a “uno-yo”, es lo que logra pactar, ganar, consensuar… Como se le quiera llamar… “Es una estructura que tiene nuestra sociedad civilizada para comunicarse”.

Llegando a las preguntas, creo que cuando no se va a una reunión o citación de grupos asociados, por el motivo que sea, sucede algo que es crítico en la gestión. Por este hecho, no es posible votar en un determinado punto, lo que trae el incondicional compromiso de asumir lo que se vota en esa reunión. La forma de cómo se produce el aceptamiento de la junta, de que pueda hacer un socio, antes situaciones votadas, se manifiesta cuando la persona que está presente manifiesta a viva voz, que no está de acuerdo con lo votado o que simplemente no quiere participar de lo votado. Al margen del escrutinio que se produzca, es la forma en que aceptamos compromisos, nos colocamos metas y aceptamos vivir de tal o cual manera.

Es por ello comp@ñeros (y lo somos aunque no lo quieran), que debemos hacer causa común, aunar criterios, levantar diálogos y debates, llevar las reuniones al alto propósito de engrandecer cada vez más a nuestra organización, que es la única forma válida y representativa que aún existe para los trabajadores chilenos.


Finalmente, que le vamos a decir a los hijos de nuestros hijos, cuando nos pregunten: ¿Y usted... que hizo para mejorar nuestras vidas?

¿Comenzamos a mejorarla ahora?...